A fin de evitar más enfrentamientos, 47 reos del fuero federal fueron trasladados al Estado de México ayer por la noche.
Una gran movilización de miembros del Ejército Mexicano, efectivos de las fuerzas del gobierno federal, así como de policías estatales y municipales, se registró la mañana de ayer, tras ser alertados por el Código Rojo, ya que la emergencia indicaba que en el Centro de Readaptación Social número 2, los internos de nueva cuenta se preparaban para amotinarse.[fsimg:0]
La Policía Federal informó, que a las 23:00 horas de ayer fueron trasladados, en dos autobuses, del centro penitenciario 47 reos del fuero federal al aeropuerto Francisco Sarabia, en donde ya los esperaba un avión de la PFP para llevarlos al Estado de México.
La alarma se activó a la 10:38 horas de este lunes, y las autoridades policiacas y militares se prepararon para cualquier eventualidad de peligro que se pudiese presentar en ese momento, y de acuerdo con versiones extra oficiales, los internos se habían desplazado al área de enfermería, en donde quedaron en espera para el amotinamiento.
Entre los familiares de los internos, quienes acudieron a las afueras del penal, se corrió la versión de que los reos portaban una granada de fragmentación y que amenazaban con hacerla estallar.
Sin embargo, el Secretario de Seguridad Pública de Durango, Jorge Torres Castillo, más tarde, por la vía telefónica confirmó que en efecto esa versión corrió, por lo que se montó el operativo.
No obstante, detalló que al hacer la revisión al interior del Cereso, por parte de las fuerzas policiacas y militares no se detectó ningún artefacto explosivo.
Algunos soldados con sus armas largas se desplazaron a las azoteas del centro penitenciario, y se postraron en posición de ataque, y por más de media hora estuvieron atentos por si los reclusos se desplazaban algún lugar estratégico e iniciar alguna acción de asalto.
Los elementos de las fuerzas castrenses, quienes traían chalecos antibalas, se mantuvieron cerca de las torres o atalayas, para repeler cualquier ataque o entrar en acción en caso de que los internos se amotinaran nuevamente.
A las once de la mañana, más de quince camionetas de las fuerzas de apoyo del gobierno federal arribaron, y fuero más de 150 los efectivos los que descendieron de los vehículos, y entraron a las instalaciones del Cereso, asimismo se detuvieron en la explanada esperando recibir alguna orden.
Al medio día arribó en una camioneta militar, Mario Marco Antonio González Barreda, Comandante Regional de la Onceava zona militar, de los estados de Coahuila, Chihuahua, y Durango, el cual ingresó junto con su escolta al interior del Cereso, en donde estuvo sólo tres minutos dialogando con sus subordinados, para luego retirarse de inmediato.
Mientras a las afueras del centro penitenciario, algunas mujeres que son familiares de algunos reclusos mostraron algunas mantas, las cuales solicitaban a las autoridades competentes, “ya no más muertes; queremos seguridad”.
Las autoridades del penal no emitieron alguna información que explicara que es lo que estaba ocurriendo hacia el interior, sólo realizaban algunos movimientos estratégicos para tratar de ingresar y tomar el control, asimismo la visita tuvo que ser suspendida.
Las acciones emprendidas por los soldados de la milicia, y las corporaciones policiacas de los tres órdenes de gobierno, así como el sobrevuelo de un helicóptero alrededor del Centro de Readaptación Social, causó alarma entre los vecinos de las colonias que se encuentran aledañas al centro penitenciario.
El personal administrativo, y de los juzgados que se alojan en el edificio principal del Cereso fue evacuado, después que se activara la alarma, por lo que jueces, secretarias, y algunos ciudadanos que tuvieron que acudir a realizar alguna diligencia recibieron la orden de salir de inmediato.
Todos salieron resguardados.
Los propietarios de algunos vehículos que se encontraban en el área del estacionamiento del centro penitenciario recibieron la orden de no mover las unidades hasta que la situación estuviera bajo control, por lo que tuvieron que esperar a que toda la contingencia de peligro fuera controlada por las autoridades policiacas.
Tanto en el interior del Centro de Readaptación, como a las afueras del mismo entre los familiares de los presos, existe una tensa calma por los hechos violentos que se han registrado en ese lugar en los últimos días, los cuales han sido trágicos y han cobrado la muerte de 20 presos.
Fuentes policiacas indicaron que las fuerzas federales acudieron ayer por la tarde al Cereso gomezpalatino, ya que trasladarían a 47 internos al Estado de México.
Se indicó que cinco reos se habían amparado contra el traslado y tres más se encontraban internados en el Hospital General, luego que resultaron lesionados en la reyerta del viernes, pero al final todos fueron trasladados.
Los autobuses utilizados para el traslado fueron escoltados desde el interior del penal por más de 25 patrullas de la Policía Federal Preventiva y el Ejército.
Redacción/Gómez Palacio, Dgo. (Milenio)
La Policía Federal informó, que a las 23:00 horas de ayer fueron trasladados, en dos autobuses, del centro penitenciario 47 reos del fuero federal al aeropuerto Francisco Sarabia, en donde ya los esperaba un avión de la PFP para llevarlos al Estado de México.
La alarma se activó a la 10:38 horas de este lunes, y las autoridades policiacas y militares se prepararon para cualquier eventualidad de peligro que se pudiese presentar en ese momento, y de acuerdo con versiones extra oficiales, los internos se habían desplazado al área de enfermería, en donde quedaron en espera para el amotinamiento.
Entre los familiares de los internos, quienes acudieron a las afueras del penal, se corrió la versión de que los reos portaban una granada de fragmentación y que amenazaban con hacerla estallar.
Sin embargo, el Secretario de Seguridad Pública de Durango, Jorge Torres Castillo, más tarde, por la vía telefónica confirmó que en efecto esa versión corrió, por lo que se montó el operativo.
No obstante, detalló que al hacer la revisión al interior del Cereso, por parte de las fuerzas policiacas y militares no se detectó ningún artefacto explosivo.
Algunos soldados con sus armas largas se desplazaron a las azoteas del centro penitenciario, y se postraron en posición de ataque, y por más de media hora estuvieron atentos por si los reclusos se desplazaban algún lugar estratégico e iniciar alguna acción de asalto.
Los elementos de las fuerzas castrenses, quienes traían chalecos antibalas, se mantuvieron cerca de las torres o atalayas, para repeler cualquier ataque o entrar en acción en caso de que los internos se amotinaran nuevamente.
A las once de la mañana, más de quince camionetas de las fuerzas de apoyo del gobierno federal arribaron, y fuero más de 150 los efectivos los que descendieron de los vehículos, y entraron a las instalaciones del Cereso, asimismo se detuvieron en la explanada esperando recibir alguna orden.
Al medio día arribó en una camioneta militar, Mario Marco Antonio González Barreda, Comandante Regional de la Onceava zona militar, de los estados de Coahuila, Chihuahua, y Durango, el cual ingresó junto con su escolta al interior del Cereso, en donde estuvo sólo tres minutos dialogando con sus subordinados, para luego retirarse de inmediato.
Mientras a las afueras del centro penitenciario, algunas mujeres que son familiares de algunos reclusos mostraron algunas mantas, las cuales solicitaban a las autoridades competentes, “ya no más muertes; queremos seguridad”.
Las autoridades del penal no emitieron alguna información que explicara que es lo que estaba ocurriendo hacia el interior, sólo realizaban algunos movimientos estratégicos para tratar de ingresar y tomar el control, asimismo la visita tuvo que ser suspendida.
Las acciones emprendidas por los soldados de la milicia, y las corporaciones policiacas de los tres órdenes de gobierno, así como el sobrevuelo de un helicóptero alrededor del Centro de Readaptación Social, causó alarma entre los vecinos de las colonias que se encuentran aledañas al centro penitenciario.
El personal administrativo, y de los juzgados que se alojan en el edificio principal del Cereso fue evacuado, después que se activara la alarma, por lo que jueces, secretarias, y algunos ciudadanos que tuvieron que acudir a realizar alguna diligencia recibieron la orden de salir de inmediato.
Todos salieron resguardados.
Los propietarios de algunos vehículos que se encontraban en el área del estacionamiento del centro penitenciario recibieron la orden de no mover las unidades hasta que la situación estuviera bajo control, por lo que tuvieron que esperar a que toda la contingencia de peligro fuera controlada por las autoridades policiacas.
Tanto en el interior del Centro de Readaptación, como a las afueras del mismo entre los familiares de los presos, existe una tensa calma por los hechos violentos que se han registrado en ese lugar en los últimos días, los cuales han sido trágicos y han cobrado la muerte de 20 presos.
Fuentes policiacas indicaron que las fuerzas federales acudieron ayer por la tarde al Cereso gomezpalatino, ya que trasladarían a 47 internos al Estado de México.
Se indicó que cinco reos se habían amparado contra el traslado y tres más se encontraban internados en el Hospital General, luego que resultaron lesionados en la reyerta del viernes, pero al final todos fueron trasladados.
Los autobuses utilizados para el traslado fueron escoltados desde el interior del penal por más de 25 patrullas de la Policía Federal Preventiva y el Ejército.
Redacción/Gómez Palacio, Dgo. (Milenio)
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