Por: Edmundo Olivares Alcalá
Una mujer integrante de los Zetas, y un sujeto, miembro de otra diferente banda delictiva, fueron detenidos, en diferentes acciones, y arraigados por La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), responsables de realizar por lo menos 10 cobros de giros bancarios, cada uno, por extorsiones telefónicas que previamente realizaban sus cómplices internados en reclusorios capitalinos.
En conferencia de prensa, la Fiscalía Especial de Investigación para Secuestros, Andrés Enrique Priego Chávez, señaló que la captura de Judith Parra García, de 28 años, se realizó cuando llegaba al domicilio de su suegra, ubicado en la esquina de Crisantemo y Pino, colonia Atlalpan, delegación Cuauhtémoc.
Quedó establecido que la investigación en contra de la detenida comenzó el mes de septiembre pasado, cuando el agraviado denunció haber recibido una llamada telefónica de un sujeto, quien le dijo que hablaban de parte del “Cartel de Los Zetas”.
El agresor le proporcionó datos precisos de cuántas personas conforman su familia y bienes patrimoniales con los que cuenta, por lo que le exigió una considerable suma de dinero o de lo contrario secuestrarían a uno de sus progenitores o a su pareja.
Ante el temor de que cumpliera las amenazas, el afectado aceptó todas las peticiones del extorsionador, quien le indicó se dirigiera al banco y mediante una orden de pago a favor de Judith Parra García, le depositara la cantidad acordada..
Una vez hecho lo anterior, el sujeto instruyó al denunciante para que se trasladara a la Central de Abasto, donde dejaría su camioneta, Chevrolet, tipo Cheyenne, modelo 2007, con todos los papeles y las llaves en la llanta del lado del copiloto, para luego retirarse del lugar.
La víctima acudió ante el Ministerio Público (MP), a denunciar los hechos, donde personal ministerial y Policía Investigadora iniciaron las pesquisas correspondientes, que derivaron en la detención de Judith Parra.
En sus declaraciones, la mujer manifestó que realizó un total de 10 cobros, productos de las extorsiones, que oscilaban en varios miles de pesos, por instrucciones de una persona interna en un reclusorio capitalino, por el delito de secuestro.
Por otra parte investigaciones realizadas la PGJDF, pusieron al descubierto un grupo delictivo dedicado a la extorsión telefónica, que operaba desde el interior de un reclusorio de la Ciudad de México. Un interno realizaba los telefonemas mediante la llamada de “El Chillón”.
El cobrador de las extorsiones era José Luis Moreno Ávalos, de 30 años de edad, fue detenido con base en una orden de presentación girada por el MP.
Moreno Ávalos está relacionado, hasta el momento, diversas averiguaciones previas.
Una de las averiguaciones previas se inició el 30 de diciembre de 2008, en la cual la denunciante manifestó que aproximadamente a las 11:00 horas recibió una llamada telefónica de un sujeto que llorando le decía: “Mamá ayúdame estoy secuestrado. ¿Cuánto puedes juntar?”
En ese momento, dijo, otro individuo tomó el auricular y manifestó que para no hacerle daño a su hijo se dirigiera al banco, en una sucursal de La Raza , para realizar el depósito a un número de cuenta a nombre del inculpado, José Luis Moreno Ávalos.
Ante ello, el MP, solicitó al apoderado legal de la empresa de telefonía celular el nombre y domicilio del número telefónico que quedó registrado. Asimismo, se requirió información a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores sobre los estados de cuenta del inculpado.
Con estos datos, los agentes investigadores de la PGJDF aseguraron al probable responsable cuando salía de su domicilio, ubicado en la calle Luis Alcaraz, Manzana 5, Lote 9, colonia Compositores Mexicanos, delegación Gustavo A. Madero.
En sus declaraciones ministeriales, José Luis Moreno aceptó su participación y señaló que desde hace aproximadamente cuatro años conoció a un interno en un reclusorio, a donde iba a visitar a un familiar detenido por el delito de robo.
Agregó que en el centro de reclusión él vendía tacos, por lo que entabló amistad con el interno, quien lo invitó a participar en las extorsiones; su función consistiría en realizar los cobros de depósitos, para lo cual abrió una cuenta bancaria.
Una vez que las víctimas efectuaban el depósito, José Luis Moreno hacia los retiros y el dinero lo entregaba a su cómplice en el reclusorio; por su participación le correspondía el diez por ciento, actividad que, según su dicho, realizó en ocho ocasiones desde el 2007.
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