Era el momento más esperado en Palacio, el mensaje de perredistas por el operativo, que recayó en voz de Ebrard
Caminaba sin prisa por Palacio Nacional. Iba tranquilo el aspirante confeso a Presidente de la República. “Dije lo que tenía que decir, no más, no menos” comentó a un amigo.
“La verdad, no creas que me gusta mucho hablar” señaló. “Bueno ¡qué tal si te gustara!” le respondió su acompañante.
Media hora antes, él, Marcelo Ebrard dejó que la expectación, la tensión, el morbo y el silencio hablaran durante cuatro segundos —después de que Jorge Tello Peón preguntó quien deseaba intervenir— y levantó la mano en señal de que haría uso de la palabra.
Era, sin duda, el momento más esperado por los congregados en el salón. Se sabía ya que gobernadores de militancia perredista protestarían por el operativo en Michoacán.
Ya en el desayuno, el gobernador michoacano Leonel Godoy había entregado al presidente Calderón una carta y un video; recibió a cambio la expresión de “consideración”.
Ebrard no compartió con ellos la fruta, ni los huevos, ni el pan ni la sal. Llegó directo al recinto.
Una reunión, la de ayer, en la que ya no participaron los representantes de la sociedad civil. Quedaban ahí los ecos de la demanda: “¡Si no pueden, renuncien!” dicha 300 días atrás en la voz dolida de un padre que perdió a su hijo, o de la posterior queja, en el segundo encuentro, por que pese a las demandas de la gente en la calle, no se avanzaba.
Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública de mensajes abiertos o cifrados, de palabras medidas y pesadas. De intercambios de acusaciones.
Así, de entrada, el presidente Calderón señaló que las acciones del crimen organizado, su infiltración en los cuerpos de seguridad no es un problema nuevo y “estamos pagando los costos de la permisividad y la tolerancia”. Luego su desafío: no habrá fuero partidista ni consideración política alguna en la lucha contra la delincuencia.
Posteriormente los informes de los funcionarios, las cifras, las gráficas.
Y llegó el momento. Marcelo Ebrard hablaba. Felipe Calderón levantó la ceja, lo miró directo. Luego él y sus colaboradores, todos tuvieron algo que leer en sus carpetas. Colaboración sí, pero que se dé el trato correcto a gobernadores en la aplicación de una política de estado, reclamó Ebrard. No hay temor, ni duda ni doblez, estableció. Y hábil, demandó, propuso un acuerdo nacional para la situación de emergencia en materia económica. Más adelante, Leonel Godoy repetiría en público lo que dijo en privado al Presidente.
Y ante ello, ante ellos, la tibia respuesta de un Fernando Gómez Mont de agitada respiración, y la muy breve intervención final del Ejecutivo. Y tranquilo caminaba por Palacio Nacional el que aspira a despachar ahí. “Dije lo que tenía que decir, no más, no menos” comentaba a un amigo... México, D.F. Fidel Samaniego (El Universal)
miércoles, 3 de junio de 2009
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