Hoy México es mucho más inseguro que hace tres años y la violencia ha crecido vertiginosamente. Baste decir que el mes que acaba de terminar es el más sangriento desde la Revolución con casi mil ajusticiados. Además, la artera y execrable masacre de jóvenes en Ciudad Juárez muestra de manera elocuente cómo inocentes están pagando por una guerra que no sabe a dónde va y que únicamente sirve para sostener una campaña mediática de propaganda autocomplaciente y totalmente alejada de la realidad.
Sostener que la violencia desatada y los asesinatos contados por millares son consecuencia de que “la guerra se está ganando” es un insulto a la inteligencia y expresa la criminal intención de mantener la misma estrategia fallida que está extendiendo el luto y el dolor por todo el territorio nacional. Por eficacia, y también por humanidad, urge rectificar.
Es un falso y tramposo dilema decir que las únicas opciones que existen son seguir con la misma estrategia de combate o pacta con los narcotraficantes. Existen otros caminos más inteligentes para enfrentar el crimen, prevenir y atacar las adicciones y reducir la violencia. Se puede privilegiar la lucha fuera de las calles, hacer énfasis en las labores de inteligencia para intervenir cuentas e impedir el lavado de dinero, así como intentar nuevas formas de golpear al negocio. No olvidemos que el narco es tan fuerte como sus ganancias.
Debemos aprender de experiencias internacionales exitosas y estar acorde con una política global que está revisando la lógica puramente policiaca para debilitar a las bandas delictivas y reducir la violencia. Es atacando los bolsillos del narco que se mueven en los circuitos financieros, reduciendo sus márgenes de ganancia, generando oportunidades de trabajo y estudio para los jóvenes y fortaleciendo la prevención y tratamiento de adicciones como se pueden tener mejores resultados.
Exigimos una investigación rigurosa y convincente del reciente asesinato de casi veinte jóvenes en Ciudad Juárez. No aceptamos ni la fabricación de culpables, ni la exhibición de “chivos expiatorios” ni mucho menos que se recurra a la infame práctica de querer culpar a las víctimas para exonerar de sus fallas a las autoridades. Nos parece inmoral e irresponsable que se pretenda conseguir legitimidad y popularidad sobre los cadáveres de una guerra que, como se ha planteado, es imposible de ganar.
Sostener que la violencia desatada y los asesinatos contados por millares son consecuencia de que “la guerra se está ganando” es un insulto a la inteligencia y expresa la criminal intención de mantener la misma estrategia fallida que está extendiendo el luto y el dolor por todo el territorio nacional. Por eficacia, y también por humanidad, urge rectificar.
Es un falso y tramposo dilema decir que las únicas opciones que existen son seguir con la misma estrategia de combate o pacta con los narcotraficantes. Existen otros caminos más inteligentes para enfrentar el crimen, prevenir y atacar las adicciones y reducir la violencia. Se puede privilegiar la lucha fuera de las calles, hacer énfasis en las labores de inteligencia para intervenir cuentas e impedir el lavado de dinero, así como intentar nuevas formas de golpear al negocio. No olvidemos que el narco es tan fuerte como sus ganancias.
Debemos aprender de experiencias internacionales exitosas y estar acorde con una política global que está revisando la lógica puramente policiaca para debilitar a las bandas delictivas y reducir la violencia. Es atacando los bolsillos del narco que se mueven en los circuitos financieros, reduciendo sus márgenes de ganancia, generando oportunidades de trabajo y estudio para los jóvenes y fortaleciendo la prevención y tratamiento de adicciones como se pueden tener mejores resultados.
Exigimos una investigación rigurosa y convincente del reciente asesinato de casi veinte jóvenes en Ciudad Juárez. No aceptamos ni la fabricación de culpables, ni la exhibición de “chivos expiatorios” ni mucho menos que se recurra a la infame práctica de querer culpar a las víctimas para exonerar de sus fallas a las autoridades. Nos parece inmoral e irresponsable que se pretenda conseguir legitimidad y popularidad sobre los cadáveres de una guerra que, como se ha planteado, es imposible de ganar.
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