Por: Gabriel Castillo García
Emulos de las “poquianchis” fueron capturados por la Policía Investigadora del DF en un inmueble de Iztapalapa, disfrazado como Centro de Rehabilitación para Alcohólicos donde mantenían cautivas a sus víctimas y las obligaban a laborar más de 16 horas; les daban de comer alimentos descompuestos y las castigaban paradas durante tres días, dejándolos hacer sus necesidades fisiológicas en las ropas.
El rescate de 107 indígenas fue patético, dijo el titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Miguel Ángel Mancera Espinosa quien mencionó que éstos vivían en condiciones infrahumanas, insalubres y de extremo maltrato, además de ser víctimas de la explotación laboral, sexual y quienes dormían encadenados en cuarto con rejas como si fuera prisión.
La red de tratantes de blancas acondicionó el edificio de tres pisos en Iztapalapa denominado Instituto de Rehabilitación de Alcohol y Drogadicción “Hospital Santo Tomás, Elegidos de Dios” el cual utilizaban para tener privadas de su libertad a las personas en su mayoría originarios del interior de la República que hablan el zapoteca, el mixteco y el mazatleco.
El titular de la PGJDF dio a conocer el hallazgo e indicó que el rescate de las víctimas se realizó en coordinación con las autoridades de la Central de Abastos y hubo necesidad de enviar a algunas de las víctimas a hospitales de urgencias por ser víctimas de graves desnutriciones así como laceraciones, entre otros padecimientos.
Además los secuestrados eran obligados a trabajar más de 16 horas diarias en la maquinación de bolsas que se entregaban en centros comerciales, pinzas para colgar ropa., entre otros artículos, pero como las “poquianchis”, las ganacías se las repartían entre ellos.
El funcionario explicó que la Subprocuraduría de Averiguaciones Previas Centrales integra la averiguación previa correspondiente para consignar a los 25 integrantes de la red de explotadores que tenía a sus víctimas cautivas en el inmueble ubicado en la avenida Cuauhtémoc, número 157, colonia Jardines de San Lorenzo.
Mancera Espinosa explicó que al llegar al sitio mencionado se encontraron con un cuadro “patético”, algo similar al caso de las famosas “poquianchis”, donde los hombres castigados permanecían parados y aislados de los demás.
Agregó que la mugre e insalubridad brillaban por todos lados del inmueble y la comida que daban a las víctimas estaba descompuesta, los trastes sucios, nadie los lavaba.
El titular de la PGJDF explicó que la mayoría de los plagiados son originarios de los estados de México, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Michoacán , Chiapas, Guerrero, Guanajuato, Querétaro, Tlaxcala, Chihuahua y Nuevo León.
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